miércoles, 1 de junio de 2011

Para concentrarse al caminar sin música

Camino lento. Cuando escucho música camino al ritmo de lo que suene. Cuando no, camino lento. Camino sin hacer ruido, me preocupo de que mis pantalones no produzcan roce alguno, de no raspar el talón contra el cemento, de no golpear la punta. Me preocupo de no pisar las hojas cuando están secas, de no caminar por piedrecitas que se puedan pegar a la suela, de no pisar agua, de no pisar las tapas de alcantarillas, endesa, chilectra, metrogas, no se. Me preocupo de que las hebillas del bolso no suenen como un par de campanas y que el choque con mi cuerpo sea leve. Me preocupo de ser invisible.

No miro al frente porque no veo, enfoco a un radio máximo de 6 pasos, miro el suelo y las paredes, pero mantengo la atención en el movimiento que se escapa a mi mala vista. Las palomas me distraen porque me dan ganas de patearlas, el canal San Carlos me distrae porque ahora vuelve a tener agua, los pacos me distraen porque son ofensivos hasta midiendo la velocidad, la reja de la pasarela me distrae porque su altura es fácil.

Me gustan las micros viejas, los paraderos llenos, el metro cuando pasa y los malls, están ruidosamente llenos y yo no tengo banda sonora, así que me cuelgo de la suya mientras paso.

Camino lento, pero cuando vuelvo ya no necesito concentrarme para llegar a mi destino.

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